Instalaciones, reparaciones y mantenimientos que hacen tu hogar más eficiente.
Abrir la puerta de casa a un técnico no siempre es fácil.
Lo entiendo porque yo también tengo una, y sé que dejar entrar a alguien es confiar en que lo hará bien.
Soy Guille, lampista, y llevo más de 30 años llevando a cabo instalaciones, reparaciones y mantenimientos que se planifican antes de empezar, se ejecutan con cuidado y se entregan sin dejar nada a medias.
Mis servicios
técnicos
Trabajo en viviendas, oficinas y pequeños negocios.
Siempre con buenos materiales, documentación en regla y un enfoque claro: que todo funcione bien y sea energéticamente eficiente.
1. Instalaciones
Agua, gas, electricidad, energías renovables, carga de vehículos eléctricos, climatización, telecomunicaciones y domótica.
2. Mantenimiento
Pequeñas reformas, reformas integrales, ahorro energético y asesoramiento para optimización de espacios.
Oficio, palabra y profesionalidad
Mi trabajo no va solo de arreglar lo urgente y desaparecer.
Busco ser el profesional al que vuelves a llamar cuando realmente importa.
El que ya conoces, el que ya ha estado en tu casa.
Por eso, siempre trabajo así:
Trato cercano
Hablas siempre conmigo persona. No hay intermediarios ni operarios que no conoces.
Relación de confianza
Trabajo con clientes que repiten, a los que conozco y me conocen. Confiamos mútuamente.
Todo en regla
Permisos, seguros y documentación al día. Un trabajo bien hecho también es legal.
Equipo de confianza
Si hacen falta un par más de manos, solo llamo a profesionales en los que confío.
Formación continua
Materiales, normativas… todo cambia. Yo sigo formándome para estar al día.
Cuidado por lo detalle
Me tomo el tiempo necesario para que todo quede como tiene que quedar. Sin atajos.
Soy Guillermo, un lampista de los de toda la vida
Ni más, ni menos.
Tras toda una vida en el sector, quise volver al origen: al trabajo hecho con calma, con cuidado y con oficio.
Soy yo quien entra, quien escucha y quien se ocupa de que todo quede perfecto.
Como antes, cuando las cosas se hacían bien.
Porque una casa no es cualquier sitio: es un hogar donde viven personas.
Por eso, cada vez que trabajo en casa de alguien, lo hago como si fuera la mía propia.